Eso es lo que dijeron, incluso expulsaron, a D. Alfonso Rojo, el sábado en el debate de la Sexta, cuando deliberadamente ofendió a Dª Ada Colau.
Ni a un niño de pecho se le ocurre decir a una señora "Estás muy gordita para el hambre que se pasa".
Será tonto lava el mediocre este, yo le voy a decir porqué está gordita, según él, porque la Sra. Colau tiene un aspecto inmejorable.
Dejando de lado a la Sra. Colau, le diré a Alfonso Rojo (ya le quito el D.) que los pobres estamos gordos, no gorditos, de comer patatas y hacer las carnes y pescados con mucha salsa para que cunda y engañemos el estómago, como ha pasado toda la vida de dios (dios en minúscula porque soy atea).
Los mediocres como él, que gozan de buen poder adquisitivo, pueden permitirse el lujo de ser delgados, porque repito "pueden permitirse el lujo" de comer carnes y pescados a la plancha, buenas frutas y verduras y si hace el caso reforzarlo con vitaminas.
Los pobres de postre en vez de fruta, muchas veces se hacen "un pastelito". No saben lo que es eso, pues yo que soy de clase media, lo explico.
Un pastelito es un trozo de pan mojado, muy ligeramente, en vino con un poquito azúcar por encima e incluso si hace falta se quedan sin postre. Y con eso se conforman los pobres de solemnidad, esos que Rojo y sus compinches no conocen porque no están en la tierra, están a un nivel bastante más superior.
No se ponga a debatir con personas como Ana Colau, Pablo Iglesias, el Padre Ángel, Sor Lucia, el Gran Wyoming y algunos más, que siempre le tocará salir perdiendo y no porque estas personas sean de extrema izquierda, como usted dice, si no porque estás personas viven en el mundo real y tienen posibilidad de denunciarlo.
Mis felicitaciones más sinceras a esas personas que, desinteresadamente, ponen su voz y su trabajo al servicio del pueblo, pero que no vengan los ricos de cuna a darnos lecciones de nada, porque los pobres de pobreza sabemos mucho.
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